top of page
  • mganaturopatia

Profundizar-Comprender-Crear: la duda del cómo

Actualizado: 27 sept 2020

Bienvenid@s a la sección de reflexiones, un lugar de pequeños encuentros que me gusta compartir para que puedan ser encontrados por muchas personas más.



La Creatividad es una inmensa y muy desconocida herramienta (comenzando a nivel neurológico) que nos permite crear el mundo que vemos y vivimos, entenderlo: inventarlo (en su sentido etimológico: hallar o descubrir algo nuevo o no conocido- DRAE). Con ello somos capaces de comprender y recrear el simbolismo que rodea la existencia de todo ser humano, pues es lo que nos da la capacidad de vivir en sociedad (el paso de cebra, por ejemplo, es un símbolo que nos permite entender que es por ahí por donde debemos cruzar para no ser arrollados por un coche, o la comprensión de la diferencia entre un semáforo en rojo o en verde, con todo lo que conlleva saltarse uno de ellos). Del uso de nuestra creatividad resulta el famoso y amplio producto creativo, al que Manuela Romo define como “una sorpresa eficaz”. Con ella aprendí (entre otras muchas cosas) que la creatividad no tiene solo que ver con la idea de artes plásticas o literarias a las que la asociamos, sino que debemos ampliar esta idea preconcebida (y ampliar también nuestro concepto de arte). Nuestra herramienta de creación (que todos tenemos) nos permite anclar y desarrollar muy diferentes capacidades, nos mueve hacia el crecimiento y nos invita a conocernos más, a entender nuestros límites y a sobrepasarlos. Por eso la creatividad tiene mucho que ver con la capacidad espiritual del ser humano, pues precisamente desarrollar la creatividad nos permite y genera en nosotros crecimiento, apertura, vislumbrar más allá de nuestros propios límites... lo que nos lleva a trascender lo que creemos ser y buscar más allá, dándole la mano en la mayoría de los casos irremediablemente a lo espiritual (que no es lo mismo que lo religioso, aunque puedan unirse en determinados caminos). 


La trascendencia se convierte entonces en un aspecto a tener en cuenta como resultado de lo creativo que hay en nosotros o de nuestra creatividad como herramienta. Trabajar en esta línea, me ha ido permitiendo diferenciar entre el trabajo interno profundo y verdadero y esa extendida superficialidad de la sociedad líquida (como así la definió el sociólogo Zygmunt Bauman), donde me encuentro en mi día a día muchas personas que me preguntan y me piden mucha información, libros, textos, pautas para poder comprender y crear nuevos escenarios en sus vidas, nuevo camino, pero el miedo al cambio y la falta de herramientas les impiden hacerlo. Por un lado, veo una creciente necesidad de comprensión y solidez, mientras por otro lado, también observo la banalización e infravaloración de una psicología positiva que a día de hoy se ha convertido en un lugar donde puedes encontrar de todo, generando una gran desconfianza o demasiada confianza (así son los extremos) en seguir pautas ajenas para vivir nuestras vidas, para encontrar la ansiada receta de la felicidad. Sara de Rivas me enseñó hace unos años que la psicología positiva es la parte de la psicología que estudia a través de datos empíricos los procesos que tienen que ver con el crecimiento (este es el campo que abraza el gran mundo de los libros de auto-ayuda, entre otras muchas cosas). Se abre la posibilidad hacia un enfoque donde la experiencia de cada uno se ha convertido en un mapa para los otros, cuando no siempre tiene por qué ser así. ¿Dónde está la fina línea entre tu experiencia y mi camino? ¿Hacer lo mismo que tú hará que yo sea feliz? ¿Puedo encontrar la solidez que estoy buscando en un libro, en una conferencia, en un curso? Quiero recalcar que la psicología positiva ha generado mucha evolución y crecimiento (sobre todo en el campo de formación tanto emocional como en la empresa, de liderazgo, mindfulness, etc.).

Entonces, ¿qué es lo que realmente nos va a servir para ir creando nuestro camino? ¿Cómo podemos verdaderamente crecer y crear una vida que nos dé la solidez tan perdida y ansiada?

La pregunta que tanto me hacen: ¿qué libros son los mejores o hábitos o comidas o mantras u oraciones o ritos o asanas o tablas de ejercicios o evangelios o películas o países a visitar o malas con los que meditar o decretos mañaneros o cuentas que seguir o gurús a los que escuchar o…?

¿Cómo (atrevernos a) pasar de líquido a sólido?


El ser humano es un ser complejo, sistemas dentro de sistemas, entre los que se encuentran conductas heredadas, adquiridas, búsqueda de pertenencia, necesidad de razonamiento y certezas, supervivencia, habilidad de gestionar frustración, fisiología, bioquímica, acción y descanso, espacio de crecimiento, necesidad de sentirse amado, de encontrar belleza, relaciones, experiencias, etc. Cada uno es un sistema complejo y profundo, diferente a otro, e igual de muchas maneras. Lo que vale a uno, no tiene por qué valer a otro; en otras ocasiones, sí vale. Por tanto, no hay una sola respuesta al cómo. Si hubiera una sola forma de hacer las cosas (una panacea universal que nos sirviera a todos por igual), ya la habríamos encontrado. Por eso la respuesta al cómo es tan variada. Cada uno va encontrando la suya propia. Y por eso desarrollar herramientas -el aprendizaje constante- es tan fundamental. La clave, entonces, no es el cómo, sino si hemos aprendido, si hemos comprendido realmente aquello que nos ha pasado o que hemos encontrado en el camino. La duda del cómo no nace sola, nace de nuestra necesidad de crecimiento, de comprensión y de nuestra búsqueda de solidez (¿podríamos llamarla necesidad de evolucionar?). Lo que es seguro es que nace de lo profundo que hay en cada uno de nosotros. Por eso, sin profundización, no podremos alcanzar nunca verdadera comprensión.


“Cuando algo no se conoce en profundidad, no se comprende.

Comprender requiere profundizar.”

Agustín de la Herrán Gascón


La comprensión conlleva profundizar. Si no tocamos la raíz, si no profundizamos, si no estamos dispuestos a que las cosas puedan cambiar, por muchos libros, frases o canciones, seguiremos en el mismo punto (muchas veces estancados, pues renunciar a evolucionar es renunciar a un requisito fundamental de Vida y crecimiento). Por eso, en vez de ir en busca de tanta información y pautas externas, a lo mejor es más sencillo coger un poco y profundizar en ello. Ya habrá tiempo y espacio (si así se requiere) para continuar con otra información diferente. En mi camino he visto una y otra vez personas en busca de información, abriendo muchos campos, haciendo varios cursos al mismo tiempo, recopilando libros y PDFs… Insaciables. Yo lo fui un tiempo, por eso sé que no te sacias nunca. Y no sirve, porque no estamos aprendiendo a digerir información, aprendiendo a pensar, dejando calar, dejando de mentir(nos), cambiando pequeños detalles que poco a poco, casi sin darnos cuenta, nos ayudan a tomar caminos que nunca imaginamos que seríamos capaces o suficientemente valientes para tomar. Quizá tendremos más información, sí. Pero no transformación


En consulta trabajo esta comprensión profunda llegando siempre a un punto fundamental de todo proceso: una vez se ha comprendido desde lo profundo, la persona se enfrenta a dos sentimientos muy fuertes; por un lado, la paz de sentirse comprendido (y poder así amar su proceso y respetar su dolor) y, por otro, el vértigo de no saber cómo será su siguiente paso, pues ahora que ve con nuevos ojos (o comprende con nuevo corazón), todo le resulta nuevo y desconocido. Renunciar nos hace libres, incluso si estamos renunciando a lo que creíamos que éramos. Y esa libertad nos asusta. Porque cuando comprendemos profundamente (y traspasamos ese primer miedo a mirar de frente lo que somos y nos conforma), se abre una senda nunca antes transitada donde la propia persona deberá ir encontrando, poco a poco, paso a paso, su manera de caminar por ella.


Si la persona no hubiera llegado a esa comprensión profunda, a ese punto nuevo de partida, nunca se hubiese creado senda nueva.


Mi trabajo, entonces, no es decirles cómo (pues ya hay senda nueva para empezar a ser transitada), sino contener la frustración que se genera cuando les informo de que no pueden darme a mí el poder de decidir cuál es su siguiente paso a dar y qué forma va a tener; si yo les digo cómo vivir su vida, no la están eligiendo ellos. El vértigo también es necesario y nos ayuda a trabajar la confianza, la Fe, tanto en nosotros mismos y nuestro proceso como en ese guiño trascendente del ser humano que sabe que, en el fondo, uno no puede tenerlo todo controlado... que quizá hay espacio también para un poco de Misterio profundo que nos abraza.


En este punto se genera un movimiento muy interesante y que debemos entender (y gestionar): aunque estamos dispuestos a comprender y cambiar porque buscamos ayuda, nos dejamos acompañar y guiar, aprendemos nuevas herramientas o desarrollamos las que ya traíamos, algo en nosotros sigue intentando poner en otro el poder de nuestra vida, la capacidad de elegir camino. A lo mejor porque si elige otro por nosotros nos “libramos" de la responsabilidad si nos sale mal. O por buscar certidumbre a la hora de ponernos a caminar por senda nueva (búsqueda natural y muy lícita). O, sencillamente, porque nos hemos acostumbrado a que la solución nos la van a dar desde fuera: de ahí nuestra búsqueda constante de información y pautas. La clave no está en lo que tenemos que hacer o no hacer, ni en lo que nos cuentan, ni en lo que leemos, oramos, declaramos, rezamos, comemos, ritualizamos o practicamos (que sí son parte del proceso, pero no todo), sino que dentro de nosotros nos abramos a que esa información pueda ser verdad y que nos cale para así encontrar espacios donde podamos encontrarnos con nuestros vacíos, pues están en nosotros esperando a ser escuchados y comprendidos.

“Treinta radios tiene el cubo de una rueda, y lo útil para la rueda son sus huecos. Se fabrican casas y lo útil para la casa, son sus huecos. Se fabrican vasijas, y lo útil para la vasija es su hueco. Por lo tanto, en el ser de las cosas está su interés, pero en su no-ser está la utilidad”.

Lao Tze


Ilustración: Fran Pulido


Si le tenemos miedo a nuestros vacíos y nunca indagamos en ellos de Verdad, no hay espacio para crecer. No hay que buscar grandes milagros, la transformación se encuentra en lo más pequeño, y suele nacer de la comprensión de uno mismo en el mundo, de ver nuestro ser y nuestro no-ser, nuestros vacíos y nuestros llenos. Si uno comprende profundamente (es decir, sin orgullo, sin barreras, sin complejos, sin prejuicio: en esencia) para qué hace ciertas cosas, la siguiente vez que las haga, quizá (y solo quizá) las empiece a hacer desde otro lado.


Para intentar dar un ejemplo sencillo: si yo te cuido porque busco que me quieras, no estoy construyendo nuestra relación de la misma manera que si yo te cuido sabiendo y habiendo comprendido que estoy siendo cuidadora porque siempre he buscado reconocimiento y amor a través del cuidado (pues es el papel que tengo en mi familia-clan- y con el que he aprendido a identificarme para sentirme amada y perteneciente); pero que ahora que me estoy comprendiendo y me puedo amar yo (y dejo de buscar incesantemente y por todos los medios sentirme querida) puedo cuidarte sencillamente porque es mi manera de amar y es lo que ofrezco, lo cojas tú o no (porque he comprendido también que lo que te ofrezco puede no cuadrar con lo que buscas en tu vida, pero no tiene por qué significar que no vale o que no es suficiente). Y, sobre todo, te ofrezco cuidado porque yo me lo ofrezco a mí, ya que me ha servido en mi práctica y mi constancia para aprender a que no me ahogue lo que soy ni a perderme en los demás, sino que he aprendido a que cuidarme me impulsa a volar. Y con ello, he entendido también que quizá tú necesites encontrar tu propia manera de ser impulsado, y, desde luego, que las personas no somos plataformas de lanzamiento para los demás. Yo no soy una plataforma de lanzamiento (no puedo hacerte feliz… ni infeliz; solo compartir camino), pero sí puedo ayudarte a construir una si así lo quieres, o simplemente acompañarnos al construir las nuestras. Y ese camino sí puede hacernos felices (o infelices, está en cada uno).


Aprender a ver y construir las plataformas de nuestra vida nos permite entender que cada persona está intentando (y/o logrando también) construir la suya. Por eso tanto construir la nuestra como colaborar a que los demás construyan la suya es vocacional e incondicional-sin condiciones-. Hay que saber ante todo que nadie es fundamental en la vida de nadie, ni tampoco pretender serlo. Como tampoco imponer en ninguna persona ese papel en nuestras vidas. Nadie tiene el poder (o las riendas) de nuestra vida y de nuestra felicidad o infelicidad si nosotros no las damos; y, a su vez, no expondremos a nadie a perder su propio poder y libertad si nosotros no los cogemos cuando nos los ofrecen (movimiento totalmente natural en el ser humano: sálvame-yo te salvaré).


La libertad, al fin, nace de uno mismo y de evitar cortarle la libertad y crecimiento a quienes nos rodean. El crecimiento sano, libre y evolutivo (que nos hace evolucionar), es siempre bidireccional. Todos somos personas creciendo, encontrándonos; en cada encuentro crecemos dos, nunca crece solo uno. Cada persona que nos encontramos puede aportarnos tanto aprendizaje como estemos dispuestos a recibir. Y el poder de crear aprendizaje y crecer está en ti, en cómo tú integras y gestionas cada encuentro, cada oportunidad, cada persona que se cruza en tu camino. Y digo persona, pero puede ser cualquier cosa como un libro, frase, rito, ejercicio, comida o un sencillo y profundo paseo por el campo.


La transformación verdadera es interna y se siente en lo pequeño, en los detalles, en los gestos. Es un Arte. Y todos somos artesanos vitales con derecho a valernos de todas, todas aquellas herramientas que vayamos encontrando en el camino. Si lo hacemos para dejar que nos rompan y para encontrarnos de frente con nuestros vacíos, lo que pueda significar cambios (que conllevarán, sí, inestabilidad, falta de certezas, encuentro con las heridas—sé que no es fácil, pero no hay por qué hacerlo solo), entonces podremos re-construir y transformar: podremos crear nuevas sendas, más sanas, más sólidas y más profundas. El material será el mismo, pero su forma, su distribución y su mecanismo interior habrán cambiado.


“Se vuelve imperativo abrir el corazón hacia lo que nos hizo sufrir, no porque el sufrimiento en sí mismo sea sanador, sino porque abrir el corazón sí lo es. (…) Porque, cuando abrimos el corazón, queda afuera lo que nos puede dañar, y cuando cerramos el corazón, quedamos unidos a aquello a lo que cerramos el corazón. Es un principio existencial: aquello que rechazamos nos ata, aquello que aceptamos nos libera.”

“El buen amor en la pareja”, Joan Garriga

Así, poco a poco, dejaremos de ser jueces de los demás (y de nosotros mismos); estaremos más ocupados en ir abriendo nuestro corazón, en crear desde nuestro material nuevos crecimientos (comprendiendo así y dando espacio a que los demás lo hagan también, si así lo desean—y sino, está bien también). No hay que pretender que nadie haga las cosas igual que nosotros solo porque nos ha servido; ni tampoco impedirles transformarse, porque nada tiene que ver eso con el Amor. Solo puedes ser lo que eres, porque igual que tú aprendes del otro, el otro tendrá la opción de aprender de ti si así lo siente. Por eso se llama enseñar y no obligar, imponer o forzar.


“Es, pues, tarea de todos descubrir el valor, la fuerza y la belleza de ser quien uno es, aceptar nuestra condición de únicos, asumir la responsabilidad de ser sin tapujos ni remedios la obra de arte que cada uno es y hacer girar alrededor de ese eje nuestros aspectos más hermosos, poderosos y seductores. (…)

La verdadera belleza de cada uno, no se inventa ni se construye: se descubre

(des-cubre) y se comparte; solo así puede durar más allá de la medianoche.”

“Cuentos clásicos para conocerte mejor”, Jorge Bucay


Os invito a no tener miedo a des-cubrirnos, a comprendernos profundamente cada día, a sacarnos punta. Puede que parte de la viruta se lleve pigmentos que pensamos que aún podrían servirnos, definirnos o conformarnos, pero desde luego soltarlas nos permite seguir poniendo color y creando vida y belleza en nosotros y en el mundo que nos abraza.



* * * * * * * * * * * * * * * *


Bibliografía de interés (por orden de año publicación):


- El arte de amar, Eric Fromm (Ediciones Paidós, 1959)

- El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl (Herder Editorial, 1979)

- The Mind’s Best Work, David N. Perkins (Harvard University Press, 1981)

- Psicología de la Creatividad: perspectivas contemporáneas, Manuela Romo (Editorial Paidós; aunque lo publicó en 1997, la nueva edición ampliada y revisada se publicó en 2019)

- El ser y la muerte, Agustín de la Herrán Gascón (Editorial Humanitas, 1997)

- Modernidad líquida (Zygmunt Bauman, 1999)

- Cuentos para pensar, Jorge Bucay (RBA Coleccionables, 2006)

- El cosmos arquetipal, Keiron Le Grice (Ediciones Atalanta, 2010)

- Creatividad y formación radical e inclusiva: cuando la creatividad no sirve para nada, Agustín de la Herrán Gascón (Editorial Universidad de Granada, 2014)

- The Shack: where tragedy confronts eternity, Wm. Paul Young (Hodder & Stoughton, 2016). Tiene versión en película (La Cabaña).

- El buen amor en la pareja: cuando uno y uno suman mucho más que dos, Joan Garriga (Editorial Booket, 2014)

- Cuentos clásicos para conocerte mejor, Jorge Bucay (Editorial Espasa, 2017). Tiene ilustraciones muy bonitas del ilustrador vallisoletano Jesús Aguado.


Filmografía de interés:


- Hermano oso (2003)

- El guerrero pacífico (2006). Está basada en el libro Way of the Peaceful Warrior: A book that changes lives, escrito por Dan Millman y publicado en 1980.

- Mr. Magorium y su tienda mágica (2007)

- Trilogía de Kung fu Panda (2008, 2011, 2016)

- Belleza oculta (2016)

- La cabaña (2017). Basada en el libro de The Shack, Wm. Paul Young.


Webgrafía de interés:


- Presentación al maravilloso título propio de la UAM Experto en Creatividad Aplicada (Facultad de Psicología), donde podréis ampliar información y ver el video de presentación de Manuela Romo. Ya está abierto el plazo de inscripción para el curso 2020-2021 (comienza en noviembre 2020).

- Agustín de la Herrán Gascón

- Os invito a leer al maravilloso Jorge Úbeda y sus Imprecisiones Filosóficas (boletines de filosofía sobre los acontecimientos actuales-en referencia a este artículo, la nº12: Elogio al gerundio). Su página web: http://www.transfilosofia.com donde encontrarás cursos, y proyectos muy interesantes. También os invito a que conozcáis su Fundación Promaestro , dedicados a fortalecer la profesión docente, fundamental en el crecimiento de la sociedad. Están, como ellos mismos dicen: con los Profesores, por la Educación.

- Os dejo el canal de Youtube de los Bucay (padre e hijo).

40 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page