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La Montaña Nevada

Actualizado: 21 ago 2022

Bienvenid@s a la sección de cuentacuentos: aquí encontrarás cuentos con voz y también por escrito. Espero que acompañen tu camino como acompañan el mío... que puedas crecer en ellos como hace mi corazón.

Te los contamos con voz y mucho amor en YouTube y en iVoox.

Ilustración: Bonfire In The Hills, Natasha Newton


Existió una vez una anciana india, de pelo gris perla y tez morena. Una pluma blanca se descolgaba de su gran trenza y su vestido era blanco igual que la pluma. Contrastaba con su piel oscura y curtida por los años. Se decía que era capaz de leer las estrellas, escuchar a las plantas y recoger rayos de sol debajo de su piel oscura.

Cuenta la historia que un atardecer la anciana se encontraba observando las brasas de su hoguera, cuando recibió la visita de una hermosa cierva blanca. Esta le dijo: “Anciana, mañana al alba recoge en una bolsa aquello que te pertenece y comienza a caminar hacia la montaña nevada”. Y, tras decir esto, la cierva volvió a perderse en la oscuridad del bosque.

Al alba, la anciana se trenzó el pelo, recogió su bolsa vacía y salió con ella hacia la montaña. Paso a paso el camino se fue volviendo empinado, pero la anciana estaba acostumbrada a caminar por los bosques y además no llevaba carga. Cuando el sol comenzó a esconderse tras el horizonte y el cielo se tiñó de colores, la anciana hizo una hoguera, comió de unos frutos silvestres que le ofrecieron unas zarzas y recibió la noche observando las brasas del fuego. La cierva blanca apareció de nuevo: “Anciana”, le dijo, “el sendero te ha sido propicio y la montaña no te ha cansado pues tu bolsa está vacía y tu confianza en el camino es firme. Mañana al alba recoge en una bolsa aquello que te pertenece y continúa el sendero hasta que llegues al río que está entre las rocas, camino a la cima de la montaña nevada.”

Al alba, la anciana recogió su bolsa vacía y continuó el sendero. Cuando el sol empezó a caer y el cielo se tiñó de colores, la anciana hizo una hoguera sobre una de las grandes rocas del río, comió unas raíces dulces que le ofrecieron unas plantas y recibió a la noche observando las brasas del fuego.

La cierva blanca apareció entonces, diciendo: “Anciana, el sendero te ha sido propicio y la montaña no te ha cansado pues tu bolsa está vacía y tu confianza en el camino es firme. Mañana al alba recoge en una bolsa aquello que te pertenece y deja atrás el río, la cima de la montaña nevada te espera.”

Al alba, la anciana recogió su bolsa vacía, dejó atrás el río y se dirigió a la cima. Pero antes de que el sol cayera y el cielo se tiñera de colores, la anciana tuvo que parar en seco. Un ciervo herido se encontraba en el borde del sendero. No era blanco ni majestuoso. Temblaba mucho, pues el frío y la herida de su costado le estaban obligando a debatirse entre la vida y la muerte. La anciana cubrió la herida del ciervo con su bolsa, le dio de comer hojas cercanas y preparó una hoguera frente a ellos dos. Y entonces empezó a caer el sol y el cielo se tiñó de colores. Sin embargo, el frío impedía encender la hoguera. Las estrellas de la noche clara comenzaron a brillar poco a poco y la anciana sonrió a los cielos. Con dulzura de raíz y de bosque acarició su piel morena y cantó hacia los astros. Polvo de estrella fue vertiéndose sobre la hoguera, que iba llenándose de chispas inesperadas. Y entre canto, chispas y polvo de estrella la hoguera comenzó a brotar y una gran llama apareció entre los troncos; primero, iluminando el sendero, luego sus bordes, luego el bosque, la montaña y el cielo entero. La llama fue tan fuerte que llegó a todas las estrellas envolviéndolas con su canto.

Cuentan que, cuando la hoguera pasó a ser brasas, solo una pluma blanca quedaba al lado del ciervo. Y en su costado, cubriendo el lugar donde estaba la herida, se podía ver una cicatriz también blanca, en forma de montaña nevada.


Ilustración: February Moon, Betty Albert

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¿Prefieres escucharlo?

Desde iVoox: El Bosque Despierto

Desde YouTube: Cuentacuentos El Bosque Despierto


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Ilustración: Anita Jeram

Tejón lector (voz y palabras): María

Rato de cuento (tiempo del audio): 5 minutos

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