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El pájaro rosado
Actualizado: 21 ago 2022
Bienvenid@s a la sección de cuentacuentos: aquí encontrarás cuentos con voz y también por escrito. Espero que acompañen tu camino como acompañan el mío... que puedas crecer en ellos como hace mi corazón.
Te los contamos con voz y mucho amor en YouTube y en iVoox.

Ilustración: "Geometric bird", Samy Halim
Existió una vez un gran árbol en medio del bosque que se había ido quedando seco. Era el más antiguo del lugar y no dejaba que ningún pájaro se posara sobre sus ramas. Poco a poco había ido perdiendo hojas y cada año era más duro y solitario. El viejo árbol despertó una mañana sorprendido por el canto de un pájaro que nunca antes había oído. Era un canto dulce y profundo. El árbol se fijó bien en el pájaro que cantaba: un precioso plumaje rosado cubría su pequeño cuerpo. Su pico era ocre y sus patas se agarraban a una de las ramas secas del árbol con fuerza y sin miedo. El pájaro rosado parecía no enterarse de que el árbol lo observaba con tanto detalle. Seguía dirigiendo su canto hacia el horizonte. Y el árbol no creía lo que estaba viendo; ya ni siquiera se acordaba de la sensación de tener un pájaro posado en sus ramas. Ningún pájaro del bosque se acercaba ya a él.
Hacía mucho tiempo que el viejo árbol había dejado de ofrecer sus ramas. Le parecía que los pájaros eran demasiado pequeños, otros demasiado grandes. Algunos eran demasiado charlatanes y otros muy poco interesantes. Pero esta vez era diferente: nunca había visto un pájaro así. El árbol pasó horas y horas observando de cerca sus pequeñas alas, sus colores extraños, su cántico exótico. Cuando amanecía, las plumas del pájaro eran de color rosado claro, casi se fundían con las nubes del alba. Cuando atardecía, podían verse en sus plumas varios tonos de malva y rosa oscuro. Era un espectáculo que distraía a cualquiera que lo tuviera cerca.
Cuando el pájaro comenzó de nuevo su cántico a la mañana siguiente, el árbol no pudo contenerse más y preguntó: “Pájaro rosado, ¿de dónde vienes? ¿Cuál es tu nombre? ¿Hay más como tú? Dime, ¿dónde está tu nido?”. Pero el pájaro seguía su cántico sin parecer oír al árbol. El árbol agitó sus ramas, se enfureció, gritó, rogó… pero el pájaro seguía cantando sin inmutarse. Lo probó todo, pero nada funcionó. Frustrado y sintiéndose más solo que nunca, perdido por la desesperación de no encontrar respuestas, el viejo árbol comenzó a llorar. Lloró y lloró toda la noche, las criaturas del bosque nunca habían presenciado nada igual. Y antes de que el sol saliera por las montañas, el árbol empapado y rendido se durmió.
Ya había cruzado el sol el cielo varias veces cuando el árbol comenzó a desperezarse… Poco a poco, sin prisa. No podía creerlo cuando se dio cuenta de que dos pequeños bultos verdes crecían en la punta de una de sus ramas, junto al pájaro rosado. El árbol solo alcanzó a moverse en señal de agradecimiento y el pájaro rosado emprendió entonces el vuelo. Y por primera vez, el árbol oyó salir de él unas palabras mientras se alejaba:
“Árbol, escucha: yo soy todos los pájaros, soy todas las ramas y soy todas las flores.
Yo soy el canto de la brisa y soy la nube lejana. Yo soy cada lágrima que llega a tus raíces.
Mi pelaje es tu corteza y mi vuelo es el leve crujido de cada hoja nueva que dejas nacer en tu madera.”
Dicen que el árbol más viejo del bosque descansa verde y florido, repleto de nidos en primavera. Dicen que a su sombra ha nacido una fuente de agua salada y un poco rosada, que puede sanar cualquier herida.
Para Leo, el pájaro rosado (y suave) cuyo cántico desinteresado hace crecer hojas, nidos y agua que sana heridas en lo profundo de cada corazón.

Ilustración: "Bird tree", Melissa Castrillon
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¿Prefieres escucharlo?
Desde iVoox: El Bosque Despierto
Desde YouTube: Cuentacuentos El Bosque Despierto
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Ilustración: Anita Jeram
Tejón lector (voz y palabras): María
Rato de cuento (tiempo del audio): 6 minutos